¡Que la fuerza te acompañe...!

A ver si se animan, y ya puestos se atreven con el Batman: Dark Knight, o Ronin…
-Antes y despues de los dolores-
Una noticia mala, muy mala. Una mas sobre agresiones en esta ciudad desquiciada, en medio de un país no menos desquiciado.
Solo quería deciros que todos deseamos veros pronto totalmente recuperados y reconfortados por la justicia.
Pienso que todos podemos poner algo de nuestra parte, yo por ejemplo ya me he comprado un frigorífico ecológico, es muy chulo, la parte de arriba sirve para criar icebergs. Son fáciles de cuidar, al mío le gusta mucho la piña en almíbar.
Cuando le adopté era solo un tempanito, y ya veis como se ha puesto. Le estoy cogiendo mucho cariño, le llamo Gélido y cada vez que abro el frigo me suelta un piropo, ¡es un frescooo…!
Cuando crezca un poco más lo tendré que llevar al mar para que se reúna con sus padres en el polo y ayude contra el calentamiento de los casquetes polares.
-¡Tú también puedes!-
Madre mía, empezaron a flojearme las rodillas cuando me encontré frente al edificio, y a preguntarme por que había aceptado la invitación.
Me arme de valor y entre, el portal estaba medio a oscuras y lleno de material de obra desperdigado, al fondo había dos puertas que en su día habían sido de la caseta del portero, pero que a mi se me parecían mas a dos confesionarios, pase de largo lo mas rápido posible y empecé a subir las escaleras.
Apenas alumbrados por la luz de una bombilla, los escalones de madera se
apreciaban grises y desgastados. Un desgaste que los había dejado tan
estrechos, que hizo que me agarrara instintivamente a la barandilla. A pesar del cuidado que ponía en posar los pies en mi ascensión, estos se empeñaban en quejarse con lamentos de ancianidad y carcoma.
Vigilado por sombras más oscuras de lo normal, conseguí llegar al segundo
piso. La posibilidad de dar madia vuelta y huir de allí se iba alejando poco a poco, y casi sin tiempo para reaccionar, mi curiosidad pulso el timbre.
¡Un grito espeluznante surgió de las paredes…!. Me quede petrificado, rezando por que los inquilinos de tan singular morada no hubieran oído el terrorífico timbre.
Transcurrido un eterno y silencioso minuto, toda esperanza me abandono,
cuando tras un crujido, la puerta se me fue abriendo lentamente, lentamente…
Continuara.
687474703A2F2F7777772E6573746164697374696361736772617469732E636F6D2F65737461646973746963617320677261746973![]() |
Estadisticas Gratis |