No me busquéis en el centro comercial.

Ya esta aquí la navidad, las luces se han encendido para iluminar nuestra fiebre consumista, esa que hace olvidar a muchos que el dinero a crédito hay que devolverlo y con intereses. Pero eso da lo mismo, todo es blanco y puro (sobre todo si nieva) y nos creemos mejores personas, por eso llamamos al amigo olvidado el resto del año, -jiji, jaja, que bonito es todo y feliz navidad-.

Hordas de familias se preparan para invadir calles y comercios, al ritmo de villancicos absurdos, y de esas películas norteamericanas cutres de TV vendiéndonos el buen rollito de estas fiestas.

Y para facilitar este trasiego, el METRO anuncia refuerzo de trenes. No me cuadra, o van a andar solitos, o me temo que voy a dar mas vueltas que un tío vivo. Así que si me veis mareado en estas fechas, mejor que no me felicitéis las fiestas.



¿Queréis saber cuales serian mis navidades perfectas…? Una semanita con mi chica en una cabaña de madera, con jacuzzi y chimenea, perdida en un bosque nevado de Finlandia. ¡QUE...!¿QUE NO…?