Sin duda lo mas alucinante del viaje a Venezuela, fue la visita al parque nacional de Canaima (3 millones de hectáreas). Uno de sus mayores atractivos: el Salto del Ángel, la catarata mas larga (807m) y a mayor altura del mundo (978m) cayendo desde el mayor tepuye (especie de meseta con paredes verticales) del parque (700 km cuadrados) el Auyantepuy, que en la lengua pemón significa “montaña del diablo”.
Después de varias escalas, nos encontramos en el aire camino de Canaima en una avioneta que es la única manera de llegar hasta allí. No se… no se, pero la copiloto me suena de algo.
Antes de aterrizar nos saluda la primera maravilla, el salto El Hacha, que esta al lado del campamento, allí nos espera el guía,
que tras una breve presentación nos dice que nos pongamos algo cómodo, el repelente de insectos, el protector solar y el chubasquero, que nos esperan cuatro horas en curiara (canoa) hasta llegar al campamento de la selva que se encuentra al pie del Salto del Ángel donde pasaremos la noche en literas :( ¿Queeee…?
El viaje fue muy pesado, pero se sobrellevaba gracias al increíble
paisaje, y no os cuento cuando nos encontramos en frente del gran salto.
Una vez en el campamento, cenamos e hicimos un poco de vida social con el resto de compañeros, pero pronto nos venció el sueño (nos habíamos levantado a las 5:00 AM y llevábamos muchos kilómetros encima) Buscamos un par de literas que tuvieran la mosquitera intacta, y lo mas cerca posible de los demás (pensábamos que así tendríamos menos posibilidades de ser devorados). A pesar de la inquietud, nos quedamos dormidos, sin sentir la mirada impenetrable que nos devolvía la jungla, ni la de los ocho ojos de nuestra amiga la abuela tarántula que observó como nos limpiábamos los dientes en el lavabo.
Nos levantamos todos enteros, y después de desayunar nos dirigimos al mirador del Salto del Ángel. Tardamos como una hora en llegar, atravesando la preciosa selva tropical, lo mas parecido que he visto a esto es en los jardines botánicos, (esa que cada cierto tiempo pulverizan agua para conservar la humedad y es costoso respirar), ¡Eso! pero en kilómetros y kilómetros, y cuando llegas al final ya alucinas, te das cuenta que la llovizna que cae sobre la selva es de la propia catarata, al igual que el fuerte viento que produce y que hace que te empapes. Y piensas: - Tengo que hacer la foto aunque se me estropee la cámara-
Hubo suerte, no se rompió y además las nubes nos dejaron ver el salto
entero.
Por la tarde regresamos al campamento Canaima para dormir en cama, tras otro largo viaje y alguna que otra nube de mosquitos.
Ya en el tercer día, visitamos el Salto El Sapo. Tiene un pasadizo por su interior para cruzarlo y hay que llevar el bañador por que la ducha es tremenda.
Y ya por ultimo, antes de las despedidas y del regreso, nos dimos un ultimo chapuzón en la laguna de canaima, que por cierto tienen ese increíble color debido al Tanino desprendido por las plantas en descomposición, y digo yo “!Que corran ríos de Cacique!”